Mis músculos y sus actos no van en la misma dirección, o sería más claro decir que mis músculos por momentos se pierden y no llegan a completar sus actos. Me siento bien separándolos, veo en ello un cierto misterio, el misterio de mi debilidad, soy débil. Entonces, como en una pelea, coloco la victoria o la derrota en los músculos (en su precisión, en su orientación), o en los actos (en lo que quise emprender). Así también, coloco mi debilidad en mi carne o en mi ánimo.
No paro de separar lo que es inseparable. Hoy está lloviendo.
No paro de separar lo que es inseparable. Hoy está lloviendo.
Que lindo me encanto su manera de expresar sus sentimientos, espero que tenga un espiritu fuerte.
ResponderEliminarEl paisaje me absorve y descubro la pequeñes de mi cuerpo, mi enorme pequeñez disfrazada, tantas veces, de una fortaleza inquebrantable que hoy mis pies apenas pueden sostener. Y en ese desierto aparece mi cuerpo como un oasis desdibujando espejismos.
ResponderEliminarCada recuerdo y cada sueño está adherido a esa piel que protege y se entrega una y otra vez.
Entonces se acepta, irremediablemente, que el tiempo escribe con el cuerpo lo que la palabra no puede decir.