jueves, 22 de enero de 2009

El cuerpo del otro

Hemos intentando entrar en el cuerpo de otro con nuestros músculos, con los movimientos de nuestras articulaciones y no lo hemos conseguido. Quizá porque no hemos sabido, o quizá porque los músculos y sus acciones no nos sirvieron para ello. Escuchando nuestros sentidos resultaba fácil acercarse al cuerpo del otro, atendiendo al movimiento de nuestros músculos era muy distinto, resultaba una imitación burda de la comunicación de un cuerpo con otro. Faltaba la piel, las mucosas, los sonidos, el calor, y pensaba esta mañana, si tantos movimientos me (nos) alejan de la percepción, no solo del cuerpo del otro, sino de lo que está más alla de nuestros actos.
"Debería de estar más tiempo quieta", pensaba la bailarina.

1 comentario:

liebre dijo...

me gusta mucho ,es buay. nilo