lunes, 8 de junio de 2009

La ley de la intermitencia

Nuestra vida orgánica (los latidos del corazón, nuestra repiración, la asimilación y la desasimilación) no se para nunca mientras vivimos.
La vida sensitiva (los sentidos, los movimientos voluntarios, la imaginación, el juicio), la que nos permite vivir en el mundo, se cansa y debe dormir.

"De suerte que bajo esta relación vivimos interiormente casi el doble de lo que existimos en lo exterior".
Investigaciones fisiológicas sobre la vida y la muerte, Xavier Bichat

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