jueves, 30 de septiembre de 2010

Un cerebro en un tupperware

Miré un cerebro flotando en un tupperware y, aún así, seguí sintiendo mi cuerpo como algo inmenso. Lo jodido es que esa sensación de ser inmensa por dentro no me hizo más fuerte. Ni siquiera ser feliz, hace más fuerte mi cuerpo.
Es una paradoja que quizá tiene algo que ver con lo blando que era el cerebro que vi a la deriva, y con lo inmenso de todos los amores, las comidas y los movimientos que debió de hacer estando fuera de ese tupperware.

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